La matemática de mi corazón

Fue por el año 1995. 

Empecé clases particulares de matemáticas, me encantaba ir. Tenía un grupo de compañeros de clase muy divertido y ya por eso valía la pena ir, pero además de la compañía, había otro factor que conseguía hacer de esa cita, algo ineludible. El primer día de clase, me enamoré perdidamente del profesor. 

Yo tenía 15 años y él diez más que yo, en las clases me hacía la tonta para que se parase más tiempo conmigo , yo deseaba que pasase la semana para tener otro día de clase con él. 

Al salir de clase, como era de noche, casi siempre nos íbamos todos a tomar algo. Después él nos llevaba a casa, primero dejaba a mi amiga y por último a mí. Yo siempre le daba dos besos en la mejilla, aunque sabía o en ese momento creía saber, que podía causarle algún problema. 

Se me pasaron dos años de clases por el aire. 

Yo ya tenía 17 años, pero seguía siendo invisible para él. 

Decidí olvidarme de mis expectativas románticas y con todo el dolor del mundo me despedí de él. Pasaron 3 años y me lo volví a encontrar, yo iba con el que, por aquel entonces, era mi novio, pero al verlo, “madre mía” el corazón casi me sale por la boca. Estuve hablando con él un rato, colorada como un tomate claro… Entre las cosas que hablamos, me comentó que me pasara un día por su academia a recordar viejos tiempos, pero fui incapaz. 

Lo vi dos veces más, pero iba con la que ya era su mujer. Siempre que ocurrió, crucé de calle y durante muchos años intenté olvidarlo. 

En 2003 me casé con mi novio de toda la vida y fui medianamente feliz durante 8 años. Todo lo que ocurrió después de ese tiempo ya se puede decir que era el declive de la relación. 

Las cosas fueron empeorando pero en el 2015 ya era muy desagradable. 

Ya no podía más y el día 17 de octubre del 2015, me acerqué al muelle de un lugar cerca de aquí, no me apetecía estar en mi pueblo, mi intención era desconectar del mundo, quería desaparecer, me sentía una fracasada. Antes de llegar a donde aparqué mi coche, pasé por delante de otro que me cedió el paso, yo iba en mi mundo y no le presté atención a esa situación. Una vez que ya estaba parada, a mi lado aparcó un coche negro al cual ni mire, me bajé con la idea de hacer una tontería, pero mire para el interior del coche que estaba al lado del mío y para mi sorpresa, descubrí que el conductor era él, mi profe estaba allí. Lo reconocí al momento y él a mí, lo llame por el nombre sin creerme todavía que estaba allí o que era su nombre el que salía tímidamente de mi boca. 

Salió del coche y caminó hacia mí en silencio y sin mediar ni una sola palabra, nos besamos. 

Él también tenía un mal día, estaba buscando cursos por la zona y estuvimos horas hablando, nos pasamos los números de teléfono y de vez en cuando nos mandábamos un mensaje. 

El 30 de noviembre quedamos para tomar un café. Ese día me di cuenta de que estaba tan enamorada de él como el primer día que lo vi, con 15 años. 

Fue muy agradable y se convirtió en una rutina, intentábamos quedar todos los días. Todo cambió el 13 de diciembre. Volvimos al muelle donde nos reencontramos, siempre será nuestro muelle, me agarró de la mano, me abrazó y me beso. Al principio no sabía cómo reaccionar e intentaba evitarlo, pero después ya no pude parar lo que sentía, mi corazón latía demasiado fuerte por él. 

Empezamos una relación clandestina. Por aquel entonces ya no sentía nada por mi marido, bueno en realidad llevaba años sin sentir nada por él. Sólo éramos compañeros de pis, pero yo no tenía dinero para irme de casa y esto era lo único que mantenía viva la poca relación que teníamos. 

Estuve un año y medio viéndome con mi profe los fines de semana unas horas y por la semana cuando podíamos, hasta que reuní el dinero suficiente para irme de casa de mi marido que en la fase final de la relación ya ni me hablaba. Ahora vivo la relación que durante muchos años soñé y somos muy felices... ¿Casualidad o Destino? 

 

#MiMejorMaestro

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