El recital de mi vida

 

16 años era la edad que tenía cuando perdí  la virginidad. La perdí con mi novia, que era una chica con la que había pasado parte de mi infancia.

 

  16 años más que yo tenía el hombre con el que perdí la virginidad por segunda vez a los 19 años.

 

  Era mi profesor de pandereta y yo no tenía ninguna inclinación sexual por los hombres. Estando con él en clase, él siempre me decía que le gustaba, pero como yo      siempre le dejaba claro que me gustaban las chicas, él acababa desistiendo y nunca ocurría nada.

 

  Por aquel entonces yo tenía que preparar un repertorio de pandereta y empecé a quedar muchísimo con él para ensayar.

 

 Cuanto más tiempo pasábamos juntos, más a gusto me sentía  con él, hacía que mi percepción con relación a muchas cosas cambiase, también descubría cada día, la cantidad de cosas sorprendente que teníamos en común.

 

 En ese periodo estrenaron una película de nuestro director preferido.

 

 Decidimos que podríamos ir juntos a verla el día del estreno.

 

  Llegó el día  de ir a ver la película y quedamos para cenar y después fuimos al cine.

 

  Cuando salíamos, me llevó en su coche a casa, me empecé a sentir, en cierto modo, muy raro. No sabía que era lo que me ocurría.

 

  Pero cuando paró el coche delante de mi edificio, no podía dejar de pensar en besarlo, los nervios  me estaban matando así que lo besé.

 

  Me sorprendí a mí mismo y por completo a él,  me aparto y me pregunto:

 

    - ¿ Que haces Miguel?

 

Yo no sabía qué responder, me quedé atónito mirándole a los ojos y me volví abalanzar sobre él para besarle otra vez.

 

   Esta vez, no me aparto y nos besamos apasionadamente .

 

 Ese sería el primer día del resto de mi nueva vida.

 

  Todo era completamente nuevo y sorprendente, pero te hablo de cualquier chorrada, recuerdo que una de las cosas que más me chocó de esa nueva etapa, era la barba. Besar a alguien con barba era una sensación de lo más extraña. Esa sensación de la cara recién afeitada… No sé, eso no ocurría con las chicas, no me había rascado ninguna, jajajaja.

 

  Pero después a nivel sexual fue impresionante. La primera vez que lo hice fue exactamente igual que cuando perdí la virginidad por primera vez, fue volver a esas sensaciones, tenía la misma ineptitud para moverme, los mismos nervios. En cambio los procesos eran totalmente diferentes, pero porque entre hombres, las cosas cambian, tenemos diferentes tiempos para todo. Para excitarnos por ejemplo, ahí los hombres somos más mecha.

 

  Lo que fue algo maravilloso fue la apertura mental con la que empecé a disfrutar del sexo, era una percepción de naturalidad y de entenderme, mucho más amplia que lo que había vivido hasta entonteces.

 

  Esta evolución personal es lo que hace que prefiera sin ninguna duda, el sexo con hombres al que practiqué con mujeres, creo que estaba limitado.

 

  En esto mi primera pareja la verdad es que fue un maestro en todo. Me ayudó muchísimo.

 

   Gracias a el, todos los procesos fueron muy sencillos y naturales, siempre te lo imaginas desde el miedo supongo, pero que va, fue una experiencia satisfactoria y mi entorno me ayudó a que la transición casi ni existiese.

 

 A día de hoy no estoy con él, pero tenemos muy buena relación y le estaré siempre agradecido por enseñarme una parte de mí que no conocía.      

 

#MiMejorMaestro                     

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